Un investigador privado de Antofagasta, de 47 años y cuya identidad no será revelada, afirma que “hoy la competencia es más alta”, al comentar sobre la mayor demanda de este tipo de servicio por víctimas que buscan recuperar sus vehículos sustraídos.
El investigador comenta que durante la pandemia recibía alrededor de cinco llamadas al año por autos robados. Sin embargo, actualmente recibe hasta 15 llamadas al mes, por el mismo motivo, sin considerar las consultas por redes sociales.
“Un ejemplo concreto. Le roban un vehículo a una persona. Me contacta y me dice que le robaron el vehículo a las nueve de la mañana, y son las dos de la tarde. Le digo que estamos bien en el tiempo. El valor del servicio, por poner una cifra, podría ser de $700 mil pesos, de lo que se solicita el 70% al comienzo, y el 30% al final, cuando yo le doy la ubicación del vehículo verificada y comprobada. Ya sea con fotografía, porque no me puedo comprometer a entregar el vehículo si, por ejemplo, está guardado dentro de un recinto privado. No puedo llegar y meterme a un lugar, pero sí le puedo decir, hasta acá. Hay una foto”, dice el investigador, que aparentemente cuenta con 20 años de experiencia.
Asimismo, el investigador precisa que los encargos por autos han sido “explosivos” desde que se terminaron los toques de queda y la pandemia. “Antiguamente eran muy pocos. Más que nada se trataba del auto que se había llevado la exesposa, cuando se había ido de la casa; o cuando una empresa o un banco necesitaba recuperar un vehículo que estaba por embargo”.
Riesgo de embaucadores
Por otra parte, el detective advierte el riesgo de embaucadores que contactan a víctimas ofreciendo sus servicios para rastrear autos robados.
“Hay muchos estafadores. Hay tipos que ofrecen servicios y la persona, si no está atenta a leer bien lo que le ofrecen, o cree en muchas películas, va a creer en todo lo que dicen. Por ejemplo, aparecen muchos avisos que ofrecen que por el VIN del vehículo, ellos lo ingresan a un sistema y determinan la ubicación GPS de este vehículo. Eso es imposible”, afirma.
El detective agrega que “la profesión de investigador privado no es legal en Chile, tampoco es ilegal. Creo que lleva 12 años durmiendo la ley en el Congreso. La garantía que le doy a mis clientes es que estoy registrado en impuestos internos como investigador privado. Otra cosa que le digo a los clientes: ‘Fíjese, yo tengo el mismo número de teléfono hace 15 años. Con las modificaciones que se han ido agregando, como los nueve en los dígitos. Lo mismo el correo electrónico. Esto muestra ya una constancia, porque los otros van cambiando teléfono y van cambiando correos, porque van siendo ‘funados’”, detalla.
Perfil delincuente
Según este detective privado hoy los grabados de las patentes de los vehículos surgen como un obstáculo para el robo de algún vehículo. "En estas bandas siempre hay un cabeza, que es más antiguo, y que es el mismo que tenía los contactos de los cajeros automáticos, y que es el cerebro de todo. De ahí ya vienen los soldados, y mientras más jóvenes más violentos son, porque no tienen tanta conciencia del daño que hacen. A medida de que el ser humano va creciendo, va teniendo más conciencia del peligro y del daño que hace y, por lo tanto, baja en peligrosidad", asevera sobre lo advertido en su oficio, que difunde en una cuenta de red social.