El laboratorio de ideas Americas Society/Council (AS/COA) y la consultora Control Risks, publicó el índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC), el que reveló que Chile se encuentra en el tercer lugar de los más "eficaces" para combatir la corrupción en la región.
Nuestro país aparece en el tercer lugar tras Uruguay y Costa Rica, en un ranking que agrupa a 15 países.
El informe señala que el puntaje general de Chile en la lucha contra la corrupción "cayó un 3%, lo que indica un grado de estancamiento. El país retuvo su clasificación en el tercer lugar y se mantiene muy por encima del promedio regional en las tres categorías".
"Las principales investigaciones de corrupción continúan avanzando en Chile, como las que tienen como objetivo a altos oficiales militares".
"El ritmo sostenido de investigaciones y acusaciones indica que la capacidad del país para detectar y sancionar la corrupción sigue siendo sólida", asegura el análisis.
In the newest edition of AS/COA and @Control_Risks’ Capacity to Combat Corruption Index, Uruguay tops the ranking.
— Americas Society/Council of the Americas (@ASCOA) June 27, 2023
The #CCCIndex index explores 15 Latin American countries’ ability to detect, punish, and prevent corruption.
Check out the
rankings: https://t.co/2ZjD9z1DR1
Los esfuerzos regionales
Pese a que nuestro país está en los tres primeros lugares, el informe mostró un descenso en la puntuación promedio de América Latina desde el 2020 debido a que cayó la valoración en 10 de los países evaluados, siendo Venezuela, Bolivia y Guatemala los peores.
La puntuación regional "indica que los esfuerzos anticorrupción continúan enfrentando presiones. Esto resalta que ningún país es inmune a experimentar estancamiento o retroceso en la lucha contra la corrupción", reveló el analista de Control Risks, Leandro Lima.
Venezuela
Theodoro Kahn, director asociado de Control Risks, comentó a EFE que esto es "un reflejo del proceso de deterioro institucional y erosión de la democracia que ha sufrido el país desde hace ya varios años".
Esto ha "permitido al partido oficial cooptar o eliminar casi todos los controles y contrapesos institucionales, políticos y sociales que normalmente existen en un sistema democrático".